Stephen King es uno de los grandes autores del best seller, ese subgénero literario menospreciado por la mayoría de la crítica (la mayoría de las veces con razón), pero que a veces suele alumbrar autores y obras de indudable entidad literaria.
King tiene borrones propios de todo autor de best sellers al intentar escribir obras eminentemente comerciales y, sin embargo, el grueso de su obra lo componen relatos o novelas de calidad más que envidiable y con un carácter tan característico que se aleja de lo impersonal de lo comercial. Ese es el caso de la serie La Torre Oscura, la obra más personal de King, a la que el autor le ha dedicado toda su vida.
Para quienes no la conozcan, la serie relata la búsqueda que hace Roland de la Torre Oscura y sobre esa premisa -tomada prestada de un poema de Robert Browning- teje una narración donde el protagonista visitará mundos paralelos y será acompañado de su ka-tet, un grupo de amigos que le ayudarán y e intentarán sobrevivir en sus aventuras.
Si esta es la obra de su vida, eso queda demostrado en las tres últimas novelas de la saga, que fueron escritas después del grave accidente que marcó la vida de este novelista.
Si ya en la reciente Los Lobos del Calla podían intuirse destellos de la vida del autor plasmados en la ficción y esto se evidencia más en La Canción de Susannah y La Torre Oscura, donde Stephen King se atreve a asomarse por las páginas de su obra, tomando papel activo en la resolución de una de las tramas más importantes.
En La Canción de Susannah el ka-tet se rompe y cada grupo debe tomar un rumbo diferente para cumplir su misión. De todas las tramas argumentales, destacan en esta novela las protagonizadas por Susannah y Mia, donde es de resaltar el conseguido tratamiento que recibe el personaje de Mia; y la parte protagonizada por Roland y Eddie, quienes deben visitar en 1977 a Stephen King para pedirle una acción muy importante. Quizás esta novela tenga algunas lagunas y puntos muertos, pero la lectura de las cerca de mil páginas que ocupan la obra merecen la pena, sobre todo si se es aficionado a la obra de King.
Por otro lado, en La Torre Oscura, King cierra todas las tramas y concluye su saga de una manera impresionante en lo que puede ser una de las mejores novelas o relatos desarrollados en un universo ficticio, que termina por comprender toda la obra de Stephen King. En este sentido, es curioso comprobar cómo en cada página se hace referencia a otras obras del autor e incluso es todavía más curioso observar el protagonismo e importancia que toman personajes sacados directamente de otras novelas, como si todas las novelas escritas por este autor hubieran de llevarnos a esta.
La novela posee pasajes inolvidables que demuestran porqué King, cuando se lo propone, es un Gran Escritor (así, con mayúsculas). Intentando no destripar un suceso importante, atentos a una escena que tiene lugar en Maine. Quien no llore o tenga ganas de dejar la lectura ante lo triste de esa escena es porque no tiene sangre en las venas.
Y también, como se comenta antes, King vuelve a cobrar protagonismo y sus propios personajes, en lugar de alabar a su creador -lo que sería lo fácil-, se atreven incluso a señalarle sus propios defectos en un acto de expiación personal del autor.
Y con esta entrega se cierra, de momento, la Saga de la Torre Oscura. Sólo nos queda por esperar a ver cómo es la precuela que está preparando Peter David para Marvel Comics.
José Luis Mora jmazarias@dreamers.es
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