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El pasado veinte de septiembre se clausuró la undécima edición de un evento que poco a poco se ha ido haciendo un hueco y un nombre dentro del apretado calendario de festejos de tal natura que pululan por la geografía española, y que ha permitido a los aficionados chicharreros tener un punto de encuentro anual en el que conocer un poco más de cerca la obra de los autores invitados.
El Salón ha desarrollado una progresión ascendente desde que en 1999 se iniciara un ciclo de actividades paralelo a las exposiciones con la celebración de conferencias, mesas redondas, proyecciones y demás. El número de autores invitados ha ido aumentando y en esta ocasión las exposiciones pertenecían a gente de la talla de Horacio Altuna (PlayBoy), Alessandro Barbucci, Barbara Canepa (SkyDoll), Jordi Sempere (Total Hero), Jan (Superlópez) o Jean Claude Fournier (Spirou y Fantasio), si bien diversos compromisos y problemas de última hora impidieron que contáramos con la presencia de buena parte de ellos. A cambio, se contó con la inesperada aparición de dos viejos conocidos de los visitantes de otras ediciones: Lorenzo F. Díaz y Francisco Pérez Navarro. El resultado final fue un compendio que recorría todos los aspectos creativos y empresariales del mundo de los tebeos: dibujantes, guionistas, editores, que pintaron un panorama un tanto demoledor de la situación del negocio en nuestro país, de la forma en que las grandes empresas tratan a los autores – el anecdotario desplegado por Barbucci, que había trabajado para Disney, o por unos veteranos como Pérez Navarro y Sempere pone los pelos de punta – pero también insuflaba grandes dosis de esperanza a todos los que sueñan con dedicarse, aunque sea de forma tangencial, a escribir y /o a dibujar tebeos.
Dentro de las exposiciones, tres merecen especial mención. En primer lugar, la elaborada por Eduardo Serradilla: Superhéroes en el Cine, con muestras dedicadas a la Patrulla-X, Daredevil, Matrix, La Liga de los Hombres Extraordinarios y Supermán, esta última dotada de un amplio muestrario de los tebeos y el merchandising conmemorativo del día en que el kriptoniano cayó heroicamente (para levantarse no menos heroicamente tiempo después, pero eso es otra historia.) y de sus varias décadas de historia. Serradilla complementó estas exposiciones con una serie de conferencias en las que, al igual que en la décima edición, dejó bien patentes sus vastos conocimientos sobre tebeos y sobre cine. En segundo lugar, la dedicada a Total Hero, con buena parte de los originales que cuentan las aventuras de Lucas, el recordado niño de El Sol creado por Pérez Navarro y Sempere, aficionado a los tebeos, dotado de una imaginación sin igual y muchas veces incomprendido por sus atribulados progenitores. En tercer lugar, pero no por ello menos importante, la exposición dedicada al ganador del tercer certamen de tebeos canarios, un joven güimarero de dieciocho años llamado David García Borrego, que pertenece a esa generación de aficionados que crecieron durante la explosión del manga y el anime de principios de los noventa, y que plasma en su trabajo –una historia muy bonita- las influencias recibidas.
Una vez más, la organización del evento corrió a cargo de la gente de Comics Canarios Incorporados, comandados por Patricio G. Ducha y como siempre, el montaje ha tenido anécdotas para todos los gustos: desde el extravío de una de las exposiciones, que teóricamente ha acabado en Grecia hasta el sempiterno calor del Centro de Arte La Recova, pasando por la infructuosa vigilancia para que los aficionados con tendencias choriciles no roben alguno de los ejemplares de la Tebeoteca. El resultado final es un salón en la línea de los precedentes, que cada vez va sonando un poco más fuerte pero que a los que aspiran a tener algo al estilo de los eventos de Barcelona siempre les sabe a poco, por mucho que se les explique por qué eso es hoy por hoy virtualmente imposible.
Por Luis Javier Capote Pérez
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