En estos tiempos de tochos inacabables es todo un alivio encontrarse con una novela de una extensión razonable como es Danza de tinieblas. ¿Cada historia tiene su extensión o crees que se abusa demasiado del vicio del lector?
El mercado editorial de hoy en día reclama gruesos volúmenes porque a los lectores les encantan. Sobre todo en lectores de literaturas de género fantástico, se da un curioso fenómeno de inmersión en el libro/emersión de la realidad que hace que cuanto más dure éste más tiempo estemos abstraídos del aburrido mundo real y, por tanto, más se disfrute. En mi caso he escrito esta novela de extensión media, o más bien corta, más que nada por incapacidad de dedicarle más tiempo, esfuerzo y, por qué no decirlo, habilidad. Soy consciente de que podría haberla hecho el doble de grande, ahora bien no sé si hubiera podido controlar la trama y mantener la tensión en una extensión de 600 páginas. Quizá cuando aprenda más pueda hacerlo.
Curiosamente, se ha publicado hace poco Britania conquistada, otra ucronía de Harry Turtledove ambientada en una Inglaterra ocupada tras el triunfo de la Armada Invencible; Pavana es otra famosa ucronía también ambientada en el Siglo XX pero heredera directa de otra Armada Invencible triunfante;… ¿Por qué crees que tiene tanto atractivo especular con el triunfo del Imperio Español de la época?
Bueno, creo que la cosa viene de constatar lo poco que ha tenido que decir España en la historia del mundo en los cuatro últimos siglos, y lo verdaderamente descomunal de su poderío y gloria en el llamado Siglo de Oro y la también descomunal caída en picado de dicho imperio. Los imperios decadentes son muy atractivos, porque pierden el brillo del acero y ganan en bronces y dorados manchados de orín, hueco por el que se cuela muy fácilmente la imaginación y la fantasía.
El desarrollo lógico de una ucronía, y la que planteas me lo parece mucho, no es fácil. ¿Te llevó mucho tiempo elaborar un siglo XX coherente bajo las premisas que te habías propuesto?
El desarrollo de la mayoría de mis textos no sigue un proceso lineal, sino que normalmente la semilla es una imagen, a la que acompañan sonidos, olores, volúmenes, una atmósfera que luego germina y se justifica en un proceso racionalizador posterior.
En este caso el punto de partida es la fusión steampunk del siglo XVII y el XIX, y la potencia de las imágenes y escenario que esa fusión puede dar, es lo que justifica la posterior indagación en busca de la ucronía que hubiera podido dar lugar a ese escenario.
La realidad histórica de "nuestro" 1927 es desde el punto de vista tecnológico prácticamente la que describes. Sin embargo, la estética steampuk es una imagen ciertamente poderosa a lo largo del libro, ¿el usar un lenguaje arcaizante y dejar la guardarropía tal y como era en el siglo XVII es un mecanismo para conseguirlo?
La estética steampunk surge, como muy bien dices, de combinar esos dos aspectos: una tecnología casimoderna (muy parecida, casi igual en los logros, pero diferente en el modo de llegar a ellos: tecnología de vapor en vez de electricidad, etc.) y una sociedad conocida, pero anticuada, con diferente sensibilidad, ética, etc.; en definitiva un entorno social en el que la tecnología incide de manera diferente a como lo hizo en la nuestra.
Es rizar el rizo, llegar al mismo sitio por diferente atajo y aprender cosas sobre uno mismo y la sociedad en la que vive. La ciencia-ficción sobre todo, y también la fantasía, usan continuamente esos trucos para sacar al lector de su visión del mundo y darle otros sistemas de valoración. Lo bueno es que una vez logrado esto, que no es fácil, nuestro mundo, nuestra sociedad, pasa a ser una de esas posibilidades sin privilegio alguno, y eso no deja de ser una pequeña maravilla a la hora de mirarla y juzgarla como nuestro hogar vital.
¿Por qué sitúas la historia en 1927 y no en el siglo XIX en el que se suelen situar los steampunk, o en la actualidad, cuando el contraste con la sociedad actual sería más eficiente?
En realidad no estaba muy a favor de poner una fecha en concreto. Yo hubiera dejado la concreción temporal de la novela a juicio del lector. Ahora bien, es cierto que eso hubiera añadido extrañeza y dificultad de lectura para el lector neófito en estos géneros. Al final barajé varias fechas y terminó por cuadrar 1927 con un desarrollo mucho más lento de la historia, con largos periodos de estancamiento y algunas crisis a modo de terremotos intrahistóricos. Tengo la cronología informal de la ucronía por ahí, nada muy riguroso, pero que me sirvió de guía.
De cualquier manera, la fecha podría haber sido, fácilmente, 1850 o 1870, y es cierto que esas fechas la habrían hecho perder contraste. No se conoce tan bien ninguna sociedad como en la que vives.
La muerte de Felipe II durante la campaña de Lepanto es ciertamente un suceso catártico. ¿Por qué ese punto concreto para iniciar la bifurcación histórica?
Muy sencillo. Se ha dicho por muchos expertos que la gestión de Felipe II no fue mala. Hizo lo que pudo, en algunas ocasiones con brillantez. Sin embargo no consiguió victorias militares decisivas y puso al imperio al servicio de la iglesia hasta el punto del fanatismo, cosa que le hizo un flaco favor a España.
Si el carácter del rey de aquella época hubiera sido otro, quizá la historia hubiera sido diferente. Seguramente las fuerzas socioeconómicas habrían sido las mismas y el resultado muy parecido, pero es lo bueno de la ucronía, especular y ver qué hubiera pasado.
De Felipe II se dice que era un hombre corriente enfrentado a problemas que hasta entonces nadie había tenido. A Joannes Salamanca, nuestro cabo de alguaciles, le ocurre exactamente lo mismo, incluso es prácticamente un antihéroe. ¿Te cobró "vida" durante el desarrollo de la novela o ya tenías previsto su destino?
Todos los personajes lo hacen, si no escribir sería muy aburrido. En este caso yo hubiera deseado un final más feliz para Salamanca, e incluso lo medio escribí, pero me di cuenta que tanto el personaje como la historia no encajaban con mis deseo y me doblegué, no sin resistencia, a el modo en que termina la historia.
El argumento elegido, un policiaco al fin y al cabo, me resulta demasiado corto para el marco tan amplio que has imaginado. ¿Sopesaste otro tipo de argumento de más calado?
Yo creo que las historias íntimas, pequeñas; las miserias cotidianas, las corruptelas, los entresijos, muchas veces miserables, de los habitantes de una sociedad dan carácter y explican mucho más que la Historia con mayúsculas, los hechos evidentes, los logros y fastos que una sociedad enseña al sol de la historia.
En definitiva, no quería contar cosas sobre una ucronía, quería contar cosas de gente que vive en una ucronía, y para eso la novela negra es un instrumento ideal.
Es una lástima porque el marco que has creado es muy atractivo. ¿Tienes planes para desarrollarlo?
Bueno, de momento hay un cuento más ambientado en esta época que saldrá publicado en Artifex, y luego quién sabe. Lo cierto es que, si bien mi interés principal son los personajes, no dejan de fascinarme los escenarios y si cuaja una segunda parte, continuación, o recreación de una nueva historia en ese mundo, lo más probable es que contenga una evolución del propio escenario o quizá otro punto de vista. Hay todo un mundo de posibilidades en ese nuevo mundo que apenas está mencionado en la novela y que quizá, por ser mucho más nuevo, tiene un potencial para desarrollar la ucronía mucho mayor. Sólo falta que el editor esté tan contento con las ventas que me presione con la necesidad de una segunda parte. Necesito empuje para iniciar una cosa tan costosa en tiempo y esfuerzo como una novela. Si no, puede que aún así también la escriba. Tengo ya varias ideas tanto tecnológicas como sociales para esa posible continuación.
La novela, pese a tener una clara vocación racionalista, se mueve en todo momento en el filo de la navaja; cabalistas, muertes imposibles, personajes enigmáticos... ¿Magia o definitivamente tecnología?
Decía Arthur C. Clarke, en el libro Perfiles del futuro que la tecnología verdaderamente avanzada es indistinguible de la magia. Creo que es una cuestión de punto de vista si lo que sale en la novela es magia o ciencia. Se puede ver de las dos maneras. Desde un punto de vista moderno es ciencia. Desde el punto de vista de los personajes —de algunos personajes— es magia.
En cierto sentido la tecnología que muestras arranca incluso una sonrisa. Viendo a Joannes empuñar su Villegas no podía dejar de pensar en Harry el Sucio y su todopoderoso Magnum.
En realidad es el equivalente ucrónico de un Colt Pacemaker de 1875, una de las primeras armas realmente modernas, un revolver grande, de una calibre grueso, fiable y que resulta demoledor en distancias cortas y medias. Fue un arma muy usada por los cuerpos de seguridad de la época y Joannes no podía ser menos.
Ambos nos conocemos Madrid como la palma de nuestra mano, por eso me ha parecido que algunas cuestiones urbanísticas no son del todo lógicas teniendo en cuenta que son producto de una época y necesidades muy alejadas de lo que debería ser una capital Imperial. ¿Es deliberado para hacer más reconocible el escenario o han resultado ser uno de esos detalles en los que no se repara?
Sí, me interesaba que el escenario fuera reconocible, o por lo menos que sonase al Madrid de ahora, y por eso muchos nombres de calles y geografía son parecidos o iguales a los del Madrid de verdad, pero, al mismo tiempo, y eso es lo divertido, son profundamente diferentes a los reales, y eso el lector puede descubrirlo y ser sorprendido por ese hecho.
En literatura se juega siempre con lo que el lector conoce. Una evolución de ese juego es la sensación que se produce cuando una asunción, algo que das por hecho, resulta que no es lo que supones.
El estilo de la novela no es tan abigarrado como en tu primera producción y está más al servicio de la historia que de sí mismo. ¿Has evolucionado en ese sentido hacia formas menos recargadas o crees que cada historia tiene su forma de ser contada?
Las dos cosas. En eso del estilo no soy muy consciente, supongo que la intención de lograr un tono de novela negra, de la cual siempre he sido un gran admirador, sobre todo de la prosa de Chandler y Himes, me ha llevado a simplificar el discurso. Por otra parte, y a largo plazo, siempre he querido lograr un estilo literario eficaz y aparentemente sencillo aunque realmente complejo y lleno de niveles. Es un gran desafío. No sé si con el tiempo lograré adquirirlo, pero esa sería mi intención.
Planificar un novela no es trivial, y Danza de tinieblas es de las que llevan mucho tiempo, sobre todo pensando en los detalles y la evolución "natural" de las historia hasta llegar al punto deseado. ¿Cuánto tiempo te llevó desde la primera idea hasta decir aquello de "se acabó, estoy harto de corregir"?
Un par de años, de los cuales empleé ocho meses en escribir la novela y un par de ellos en corregirla. Sí, no salen las cuentas. El resto del tiempo, intercalado entre los meses de trabajo, fue para descansar, trabajar para pagar la hipoteca y darme algún paseíllo en moto. Dicho de otro modo, si no tuviese que trabajar y me enclaustrase, quizá lograse escribir una novela al año, como hacen los escritores profesionales. No sé si envidiarlos o no.
Con todo, ahora que la ves impresa ¿qué cambiarías?
Las novelas, decía un escritor famoso, no se acaban, se abandonan. A mí me pasa igual. Puliría detalles, quizá daría realce a algunos capítulos que se vuelven un poco lentos, enriquecería alguna subtrama, redondearía el final y posiblemente, después del tiempo, no sería la misma novela sino otra diferente, quizá mejor y quizá peor.
Esta entrevista fue realizada por Francisco José Súñer Iglesias y apareció publicada en El Sitio de Ciencia Ficción
Las fotos fueron tomadas por Joaquín Moreno Álamo durante la presentación de la novela en la librería Estudio en escarlata de Madrid
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